Andrés era un gran bravucón, su apodo era bandera y siempre soñó con infundir temor. En su afán había logrado poner cara de malo para las cámaras de televisión y un día se alistó en primera fila para salir en defensa de sus confines.
Una alerta lanzada al aire tuvo su eco. Clásicos rivales marcharían en señal de protesta por el retaceo de entradas a la sede de su club. Se imponía una férrea defensa del lugar. Pero como lo marca su historia, no pudo.
El NO PASARAN muto en RAJEMOS, soldado que huye sirve para otra guerra pensó. Lo demás es historia (nacional) ya conocida y difundida.
Gente común protestando contra mercenarios que no pudieron contener la furia de un pueblo. Corridas, destrozos, humillación. De eso nunca más pudo volver el pobre Andrés y la gente que sabe de prontas retiradas.
Tribunas abandonas, peatonales corridas en estampidas furiosas. Canciones y banderas recuerdan esos días de orgullo para esta gente que lleva los colores rojinegros en el corazón. Para aquellos que solo corrieron, la vergüenza y la humillación son secuelas de por vida que deberán lamentar.
La mentira terminó, te corrieron en tu sede, los pibes de Newell's Old Boys.
Dante Caldazzo